verdadero es “derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5). Por lo tanto, el amor es una prueba valedera de la verdadera fe cristiana. Puesto que Dios es amor y que nosotros decimos tener una relación personal con Dios, tenemos la obligación de revelar su amor en nuestra forma de vivir. Un hijo de Dios ha “nacido de Dios” y, en consecuencia, comparte la naturaleza divina de Dios. Puesto que “Dios es amor”, los creyentes deben amarse los unos a los otros. ¡La
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